Sumergido en angustia,
Como quien hunde la cabeza en una almohada
Para que nadie vea sus latentes racimos de tristeza.
Piedra angular en la tradición intelectual salvadoreña, Geoffroy nos dejó una vasta herencia cultural, desde las ramas de la investigación antropológico-lingüística, con orientación al estudio de las lenguas indígenas y la teorización de una identidad lingüística salvadoreña con los ensayos: Toponimia náhuat de Cuzcatlán (1973); El español que hablamos en El Salvador (1975) y La lengua salvadoreña (1978). En la rama artística los poemarios: Vida pasión y muerte del anti-hombre (1978); Canciones en el viento (1933) y Los nietos del jaguar (1977) entre otros.
En su juventud viajó a México, patria que lo acobijó en diferentes ocasiones cuando por motivos políticos se vio obligado a abandonar El Salvador, en esa nación cursó sus estudios de derecho y antropología, en la prestigiosa Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).