Abril se acabó. Me pregunto: ¿Qué fue de aquellos amantes que se escondían en un hotel de carretera? Abril se ha marchitado, convirtiéndose en un mayo lluvioso, preludio de la primavera, y que tanto odian los amantes del verano.
Marzo dejo que fueran cayendo sobre tu pecho las caléndulas. Por eso también me pregunto: ¿Dónde quedó aquél marzo? Ese marzo abrazador de caléndulas hirvientes y sueños sobre sabanas olorosas a cloro.
Abril se despidió así, entre el canto de las cigarras. Demostrándonos que todo acaba. Cada cosa guarda es si misma la semilla de la muerte, como esas cigarras que un día cantaban y hoy yacen silenciosas bajo tierra.
Ahora, cuando paso conduciendo por el viejo motel, nos recuerdo como aquella pareja de adolescentes que entraban trémulos a las habitaciones, tomados de la mano.
Ahora también recuerdo que fue en abril cuando nos separamos.