talvez,
en un pequeño rincón de tu corazón,
mira que tengo hambre
y mis pies adoloridos por el camino,
me duele el cuerpo como un conglomerado de nervios expuestos,
Por cargar con la pocas pertenencias que salvé del incendio.
Hoy he tocado todos los fondos posibles,
abrace al miedo,
y se me rebeló
cómo un espectro que se rió de mí con una mueca retorcida.
Por eso,
dame un lugar para descansar,
alivia mi miedo,
Deja que en estos breves segundos de mi vida,
tenga un poco de paz
hasta que las dulces cenizas de mi mortaja me abracen.
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