¿Quién no recuerda la escena de la película Home Alone (que en falaz subtitulo apareció allá por 1990 como “Mi pobre angelito”) donde Kevin (Macaulay Culkin) un niño de 6 años, es abandonado por sus padres entre el trajín y la confusión de una sala de aeropuerto?
El día de ayer (Jueves 15) pasó algo similar pero con distintos escenarios: no era temporada navideña; el aeropuerto en cuestión no era estadounidense y el protagonista no tenía 6 años, sino 2. Esta nota se giró en todos los noticieros internacionales. Pero en este caso no fue la familia Mc Callister, quien abandonara a su hijo, sino dos padres filipinos los que lo dejaron tirado en el aeropuerto de Vancouver, Canadá. La pareja recién radicada en el país tenía como destino un vuelo a Winnipeg.
¿Habrá conocido Jonh Hughes un caso similar allá por los años 90, que le sirviera de insumo para escribir Home Alone? O en este caso Dios, quien no está al día con las películas que se estrenan en la tierra,(*) vio Home Alone (por cierto una versión pirática) y le gustó tanto la idea que decidió plagiarla con sus títeres.
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(*)Pues nuestra concepción del tiempo no se asemeja a la de Dios, para quién “un día es como mil años y mil años son como un día” (2 Pedro: 3 versículo 8). Al respecto de la concepción del tiempo en la conciencia de Dios, ver la exhaustiva reflexión teológica del autor Carlos Gudiel, en el libro: “¿Porqué Dios no sale en revistas?” Ediciones Paulinas. Madrid: 1996.
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