miércoles, 9 de abril de 2008

Espantapájaros 18 (OLIVERIO GIRONDO)

En Apocalipsis 22: 18-19, se dice que las personas que agregen palabras o incisos a las páginas de La Biblia, arrastrarán la maldición de ser borrados del libro de la vida: yo – siendo fiel a mi naturaleza de anatema– , me tomo la libertad de agregarle unas palabritas a este poema de Girondo:

Llorar a lágrima viva. Llorar a chorros. Llorar la digestión. Llorar el sueño. Llorar ante las puertas y los puertos. Llorar de amabilidad y de amarillo.

Abrir las canillas, las compuertas del llanto. Empaparnos el alma, la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos, y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.

Asistir a los cursos de antropología, (de Semiótica y Literatura ), llorando, festejar los cumpleaños familiares, llorando. Atravesar el África, llorando.

Llorar como un cacuy, como un cocodrilo…. Si es verdad que los cacuíes y los cocodrilos no dejan nunca de llorar.

Llorarlo todo, pero llorarlo bien. Llorarlo con la nariz, con las rodillas. Llorarlo por el ombligo, por la boca.

Llorar de amor, de hastió, de alegría. Llorar de frac, de flato, de flacura. Llorar improvisado, de memoria. ¡Llorar todo el insomnio y todo el día.

lunes, 31 de marzo de 2008

KAFKA Y EL ODIO PATERNAL: La condena.


Ronald Orellana.

Guido Castillo, en el prólogo a La metamorfosis afirma que el complejo de Edipo es una de las claves para entender toda la obra de Franz Kafka (teniendo en cuenta las obras: La carta al padre y La Metamorfosis), éste complejo propuesto teóricamente por Freud ha sido retomado por distintos autores para explicar fenómenos psicológicos filiales, no escapándose de ser utilizado en distintas disciplinas, entre ellas la literaria como en este caso.

El complejo de Edipo se entiende como una aversión del hijo varón hacia la figura paterna: Edipo mata (odia) a Layo; y una propensión positiva hacia la figura materna: Edipo se casa (ama) con Yocasta.

Esta patología psicológica podemos conectarla con datos de la vida del autor, pues en la mayoría de biografías de Franz Kafka se aduce que el joven Kafka vivió en un ambiente familiar negativo, por causa del comportamiento autoritario de su padre, quién maltrataba a su madre y al joven. Ésta se mostraba más condescendiente con Franz, e incluso es descrita como una mujer dominada y sumisa.

Además, se sostiene que el muchacho fue obligado por Herman Kafka [1] a estudiar la carrera de derecho, todo contra su voluntad, lo anterior nos da pie para pensar en el resentimiento que puede sentir una persona a la cual le han sido minadas hasta sus aspiraciones profesionales, pues Franz teniendo una vocación literaria, odiaba todo lo que no era referente a la literatura, incluyendo en eso su carrera de jurista.
Nos aventuramos asegurar que este odio y resentimiento se encuentra mejor representado en La carta al padre donde en palabras de Guido Castillo:

La carta al padre es un despiadado discurso jurídico contra su progenitor, en el que la victima Franz Kafka hace también de fiscal, que emplea los testimonios del testigo Franz Kafka para probar la culpabilidad del archicriminal Herman Kafka, ante la autoría inapelable del juez supremo Herman Kafka. Es tal la ferocidad fría de esta carta de acusación que terminamos por compadecernos del viejo Kafka y por considerar sospechosa la sinceridad del joven acusador. Todo parece indicar que La carta al padre tiene tanto de ficción y elaboración literarias como de documento veraz, nacido de un medroso odio filial.” (Castillo G. prólogo a La metamorfosis. Pág. 6)
Estos rasgos también se encuentran en el relato: La condena, donde el padre –el anciano señor Bendemann – quiere reprocharle a su hijo Georg la infelicidad que le causa la pérdida de su esposa, y como efecto de ésta, la viudez. Por eso no quiere que su hijo sea feliz, razón por la cual quiere minar sus relaciones afectivas con su prometida y su amigo en el extranjero. Y en afán de ocultar su propósito disimula no acordarse de su amigo por sufrir de lagunas mentales: “…la muerte de nuestra querida madrecita ha sido para mi un golpe mucho más fuerte que para ti.”(Kafka F. 1994. Pág. 15)

La condena es un relato confuso, donde se marcan una serie de antecedentes anodinos que culminan con el suicidio del personaje principal, Georg Bendemann.

Al principio de la historia encontramos a Georg en su habitación, terminando de escribir una epístola para un amigo radicado hace tres años en el extranjero, el personaje se encuentra sumido en meditaciones sobre la vida miserable de su camarada de quien sólo obtiene quejas en sus misivas, razón por la cual Georg Bendemann se siente culpable por gozar de mejor suerte que su amigo, por eso llega al extremo de ocultarle sus planes de boda, para no hacerlo sentir mal por la soledad, pero no duda en enviarle noticias menos gratas como la reciente muerte de su madre, aunque después de ocultarle todo ese tiempo la noticia se resuelve a enviarle una carta con la “buena nueva”.

Esta resolución también la comparte con su padre, pues se dirige a buscarlo a su cuarto para consultarle. Al llegar a la habitación se encuentra al anciano frente a una ventana leyendo el periódico, sumido en una profunda oscuridad. Georg lo exhorta a que abandone la habitación y se mude al cuarto personal de su hijo, y le aconseja que visite al médico. Mientras se encuentran ahí sostienen una conversación confusa pues Georg le habla de su amigo, el señor Bendemann se limita a contestarle parcamente: “Georg, te ruego que no me engañes. Es una trivialidad, no vale ni la pena mencionarla, por eso mismo no me engañes. ¿Existe realmente ese amigo tuyo en San Petersburgo?”. (Kafka F. 1994. Pág. 15). Georg queda asombrado después de su respuesta, pero no le presta importancia a lo dicho por su padre, sin embargo se muestra condescendiente con el mismo atendiéndolo en su comodidad y aseo personal –inclusive le cambia la ropa interior – y lo lleva en brazos a su cama, hecho continuo le pide que trate de recordar a su amigo. En esta escena se da una confusión debido a que en el diálogo sostenido por Georg y el señor Bendemann nos resulta dudosa la verdadera existencia del amigo del primero, por la negativa de su padre a reconocerlo, a lo que tenemos tres posibles soluciones:

A) El amigo de Georg, no existe por lo tanto es un amigo imaginario.

B) El padre de Georg, no lo recuerda por las implicaciones que trae la vejez como la pérdida de memoria.

C) El padre de Georg se simula no recordarlo, por un afán de parecer ingenuo, o por que se niega a reconocerlo.

Después caemos en la cuenta de que todo es un artificio del padre de Georg, ya que este se niega a reconocerlo, pues en confesión, luego de una discusión sostenida con su hijo al instante de ser depositado en su cama le argumenta que ha estado comunicándose epistolarmente con su amigo en San Petersburgo para contarle todo lo sucedido y todos los sucesos que el mismo Georg le ocultaba, acto seguido se burla de su hijo diciéndole: “…no te necesito(…) sigo siendo el más fuerte (…) cuélgate del brazo de tu novia y atrévete a presentarte ante mí. ¡La arrancaré de tu lado, no te imaginas cómo!” (Kafka F. 1994. Pág. 19-20). Después de hacer una serie de gestos obscenos y proferirle palabras fuertes a Georg, para herir su autoestima, osa en condenarlo diciéndole: “…Y por lo tanto escúchame: ahora te condeno a morir ahogado.” (Kafka F. 1994. Pág.21); inmediatamente lo soborna haciendo el gesto de tirarse de la cama por accidente, logrando lastimarse, Georg sale corriendo de la casa, cruza la calle y se deja caer, hacia el río, por el puente de una autopista concurrida de vehículos.

Antes de todos estos antecedentes, el autor recalca en la actitud tiránica del señor Bendemann, sosteniendo que después de la muerte de su esposa el anciano había pasado por un proceso de cambio hacia su hijo, se había vuelto más comprensivo e inclusive blando de carácter. Pero esa actitud sólo ocultaba las intenciones del personaje, pues en secreto canaliza su furia no maltratando físicamente a su hijo de manera directa, sino en la acción de enviarle cartas –en las cuales habla mal de Georg – a su amigo, socava su única amistad, y logra el objetivo de maltratar al joven. Con esa actitud no podemos dejar de sentir odio contra la figura del señor Bendemann, y favorecer a Georg, porque a pesar de todos los cuidados que le profería, nunca pudo granjearse la admiración, y el respeto que se merecía de su padre.

Al finaliza lectura de La condena, sentimos un sensación de vacío inexplicable. Aquí kafka, logra trasmitirnos el sentimiento de esas vidas tan monótonas y conflictivas, aunque lo mismo podríamos decir en el caso de La metamorfosis donde se encuentran vasos comunicantes que conectan las dos historias.

Samsa y Benemann son alter egos de kafka, ambos son comerciantes –viajante de negocios el primero y negociante el último –; y en La metamorfosis se observa la misma situación en las relaciones filiales de los personajes: la madre de samsa se muestra preocupada por la salud de su hijo, el cual no sale de su habitación, en cambio al padre lo único que le interesa es que Gregorio salga pronto para su trabajo:

“– ¡Por el amor de Dios! – exclamó la madre llorando –. Talvez se encuentre muy mal y nosotros le estamos mortificando (…) – tienes que ir enseguida a buscar al médico; Gregorio está enfermo. Ve corriendo. ¿Has oído cómo hablaba? ” (Kafka F. 1985. Pág. 21)

En contraposición a la actitud paterna, donde esta violencia se puede ejemplificar mejor en el episodio de la afrenta que recibe Gregorio de parte de su padre, cuando viéndolo trasformado en un repulsivo insecto y en una posición de inutilidad para el hogar, quiere pisotearlo y lo lástima lanzándole una manzana:

“… (El padre) fue hacia Gregorio con expresión hostil, con las manos en los bolsillos del pantalón (…) no sabia lo que iba a hacer, al caminar levantaba los pies a una altura desusada, y Gregorio quedó asombrado del enorme tamaño de sus suelas (…) De pronto, algo diestramente lanzado cayó a su lado y rodó ante él; era una manzana, a la que siguió otra (…) su padre le estaba bombardeando” (Kafka F. 1985. Págs. 49-49, paréntesis es nuestro)

Esa violencia con que es tratado el personaje principal de la historia culmina con la muerte que éste sufre a raíz del daño ocurrido por una lesión que le causa el padre con uno de los proyectiles que le lanzara. Hecho similar a lo ocurrido en La condena donde la actitud del padre provoca la muerte prematura del hijo.

Con lo anterior, no nos queda más que aceptar, que la patología del complejo de Edipo, está representada en el relato La condena; además de encontrar vasos comunicantes que nos permiten relacionar ésta narración con su posterior historia, La metamorfosis, pues podemos pensar que La condena es precedente de la novela que le permitió a Kafka lograr un puesto entre los clásicos universales, ya que la primera fue escrita en 1913, y la segunda en 1915.


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[1] El Nombre de su padre era Herman Kafka, de origuen judio, que en 1857, contrae nupcias con Julie Löwie, también judía, unión de cuyo fruto nacerá el escritor en cuestión, junto a tres hermanas. Para mayor información sobre la vida del autor visitar la cronología publicada en el sitio:http//www.galeon.com/kafka/bio.htm


Bibliografía:

Física:
Freud, S. Obras completas, Amorrortu Editores: Buenos Aires/ Madrid, 2006.
Kafka, F. La condena, Alianza Editorial: Madrid, 1994.
Kafka, F. La metamorfosis, Editorial Cosmos Cultura, 1985.
Sófocles. Edipo rey, en Tragedia griega, Clásicos Roxil: Santa Tecla, El Salvador, 1978.
Virtual:
Wikipedia: Biografía de Franz Kafka, tomada del sitio: http://es.wikipedia.org/wiki/Franz_Kafka
Galeón: Hernán Isnardi: Cronología contada de Franz Kafka, tomada del sitio: http://www.galeon.com/kafka/bio.htm.

Imágenes:
Portada del libro: La condena, diseño de Daniel Gil. Alianza Editorial: Madrid. 1994.
Tumba de la familia Kafka, en le cementerio judío de Praga, cortesía de:
http://es.wikipedia.org/wiki/Franz_Kafka

domingo, 30 de marzo de 2008

CARTA ABIERTA.


Alquílenme, finalmente, esta tumba, blanqueada por la cal con líneas de cemento en relieve –lejísimos bajo tierra.(*)


He vivido 87,395 días, no haré cuenta de los minutos y segundos, pues de nada vale, sólo quiero recalcar que en los más de 13 mil años que el hombre – como lo conocemos –, pisa este planeta, el tiempo de mi vida vendría hacer prácticamente nada.

Soy un joven casado, amo a mi esposa, los libros y el café; aunque soy traicionero, no consiento la traición; me siento feliz cuando me porto mal y me enojo si el otro se porta bien; odio a mis enemigos y a mis amigos por igual; tengo el don de caerle mal a mucha gente y eso me hace feliz.

De mis recuerdos de niño guardo un eclipse; el cuchillo en forma de dragón, que veía en el aparador de una tienda de armas; y un clavel marchito sobre una tumba. Recuerdo que fue en mi prehistoria cuando descubrí, en la figura de mi abuelo, el amor por los libros.

Hoy, cierro otro ciclo de mi vida, y al despertar esta mañana, me di cuenta que es torcida la ventana que está frente a mi cama, –como las que vemos en nuestras pesadillas –, me di cuenta además que anoche me quedé dormido en la posición del feto que fui ayer, antes de salir del útero envenenado.

Hoy cumplo tantos años de vida, o de continuas muertes (ya me oigo como aquél poeta acartonado), pero también cumple años Goya, el autor del Saturno, pintura que encierra toda nuestra realidad.

No pido nada, porque todo se me ha negado, vivo en excomunión desde hace doce años y durante los últimos cuatro me he considerado ateo, que le voy a hacer, ya no puedo pensar con el mismo sentido común de antes, esa es mi convicción, pero a veces pienso que si Dios existiera, mi único dolor sería no poder compartir el cielo con Borges.

No soy escritor, aún no he llegado a esa etapa sublime que Heiddegger denomina Autoparlante del Ser, podríamos decir que soy un lector que escribe, nada más.

Una cosa sí, me considero un investigador nato; por mi gran curiosidad, amo la ciencia tanto como a la religión.

Esta madrugada me hace pensar que el tiempo se me está acabando, ese titán que nos devora, y nos carcome el esqueleto. Pero también me hace feliz, porque puedo estar junto a mi esposa, seguir leyendo, y disfrutar del café. Además de saber que pasé lo que me pasé, no le guste a quién no le guste, voy a seguir escribiendo, hasta que llegue el alzheimer definitivo.

Ronald Orellana.


PD: debo a mi Amigo Julio González, el atrapar ese segundo mío en esta fotografía
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(*) Artur Rimbaud.INFANCIA V, en Las iluminaciones.

domingo, 23 de marzo de 2008

jueves, 13 de marzo de 2008

Nietzsche el incomprendido.


En la época en que el cristianismo resultó ser más fecundo, y eso se tradujo en una proliferación de santos y anacoretas, existieron en Jerusalén grandes “manicomios”
Para atender a los santos fracasados, a aquéllos que habían sacrificado hasta el último vestigio de su razón.

F. W. Nietzsche.

Ronald Orellana.

Recientemente, en una conversación que tuve con un docente universitario, saqué a relucir el nombre de Nietzsche, pues venía al caso uno de sus aforismos, me sorprendió la respuesta de mi interlocutor, ya que este me dijo: “a Nietzsche no lo leas,.. Estaba loco” su afirmación en ningún momento me cayó en gracia, no me cabía en la cabeza de que una persona a la que se le está asignado el rol de educar a una población tuviera ese tipo de valoraciones.

Y es que Friedrich Nietzsche ha sido uno de los filósofos más incomprendidos a lo largo de la historia: tildado de loco, antisemita y misógino. Sus detractores se han multiplicado hasta nuestros días, al igual que los seguidores de su pensamiento, no está en el menoscabo personal la crítica de un académico, ese no es el nivel que le concierne, sino en el aspecto teórico, a personas incapaces de percibir eso les queda grande el mote de estudiosos.

La crítica estriba aun más en sectores poco académicos, y en las personas que profesan un fanatismo religioso, que no pueden hacer más que planteamientos que demuestran su miopía intelectual.

Pocos filósofos se dieron a la tarea que Nietzsche se tomo a realizar y es la de socavar los cimentos de lo que es nuestra moral occidental, arremetió contra pensadores como Rousseau, Robespierre y el celebre Kant, con el fin de analizar esa inconsciente obediencia a las costumbres, que es la moral.

Clasificado por Paúl Ricoeur junto a Marx y Freud como uno de los tres maestros de la sospecha, Nietzsche es uno de los filósofos más importantes de la modernidad. Además, como juicio personal, puedo aventurarme a sostener que el autor de El crepúsculo de los ídolos, levanta los cimientos de una antropología de la sociedad occidental.

Con respecto a los desordenes mentales sufridos por él en sus últimos años de vida, algunos sostienen que se debieron por la frustración vivida, pues pasó por momentos muy difíciles: su soledad, su temprana jubilación por motivos de salud[1], y una aparente inadaptación social; otros argumentan que fue debido a la sífilis, planteamiento que no me satisface en lo más mínimo. Por mi parte, vinculo su locura tardía a los padecimientos de epilepsia que sufrió desde niño, además sus padecimientos se dieron en un periodo en el cual el autor ya se encontraba retirado de los campos intelectuales.

La sociedad y las instituciones muchas veces le pasan la factura a individuos excepcionales, que se atreven a pensar por sí mismos. Así, esos hombres libres muchas veces se ven en jaque frente a la sociedad que los margina.

¿Cómo juzgar de loco a un teórico tan lúcido en sus planteamientos? no es que me considere Nietzscheano, pero hay que darle el valor de cada estudioso tiene con respecto a sus aportes en la ciencia y la filosofía, no en su vida personal.

Estas palabras son la respuesta a ese pseudo profesor y a todos aquéllos que tienen un juicio similar.

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[1] Nietzsche dejó de dictar clases el 19 de marzo de 1879, a raíz de sus constantes convulsiones y dolores de cabeza, los cuales sufrió desde que era niño, para ser específicos alrededor de los catorce años. Su jubilación fue precoz, para 1879, no tenía más que 35 años.