jueves, 30 de noviembre de 2023

MOMENTO DE EMPEZAR A SANAR


A muchas personas les es fácil sanar de cualquier herida física o emocional: en uno de esos rubros tengo que afirmar que soy muy bueno, y me refiero a las heridas físicas, no a las emocionales. 

Tengo que aceptar que admiro a las personas que tienen muy desarrollada su resiliencia, pues en mí, existen muchas heridas que aún no he podido sanar.

La familia, la sociedad, todo en su conjunto, van ocasionando vejaciones en nuestra alma, ya sea  con alevosía o sin ella. Como seres humanos estamos conde
nados a vivir el dilema que postula Schopenhauer, en su metáfora del erizo, verbigracia: un grupo de erizos está pasando el invierno y sienten frío, pero se encuentran ante el dilema de acercarse y darse calor uno a otro, bajo el riesgo de hacerse daño mutuamente con sus púas, o estar condenados a soportar el frio, y, en el peor de los casos, morir por este.  

Es de esa forma, que nuestro querido Schopenhauer nos ilustra la condición humana. Tenemos que vivir como animales gregarios en sociedad, o estar condenados a morir, ya sea física o socialmente, en soledad; esto nos recuerda también las máximas de Nietzsche, quien afirma que el hombre que ha decidido vivir en soledad solo puede ser una bestia o un Dios, por eso, durante mucho tiempo me he aislado de la sociedad, para iniciar mi camino hacia la sanación, hasta hoy, que ya he madurado más puedo darme cuenta que ya las cicatrices emocionales no me duelen tanto, y que ya puedo estar preparado para volver a la sociedad de la que me aislé, y continuar con el camino.   


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