martes, 1 de enero de 2013

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Puede que este año traiga sorpresas, puede que hoy ya nada me sorprenda: traiga lo que traiga, sea bueno o sea malo, quiero decir que siempre lo afrontaré con entereza. De lo que si estoy seguro, es que entre mis cosas ya planeadas siempre se encontrará dedicar tiempo a la literatura. 

Este año no estoy tan a la deriva como en años pretéritos. Sé que no, aunque yo soy de las personas que no dan nada por sentado. En lo que me propongo, si no es que lo tengo entre mis manos o ya lo he logrado no doy seguridad de ello. Sólo hasta que escriba la nota de 31 de diciembre de este año sabré si  logré a exactitud lo que me he propuesto. Planes hay pocos, no lo negaré, pero son objetivos muy precisos, objetivos que me darán mucha satisfacción, uno de ellos es que fácticamente este año quiero destacar más en la literatura, y ganarme un nombre, hay que trabajar para eso, y mucho, con disciplina y ahínco sé que lo lograré. 

Este año quiero descubrir nuevos universos, que hasta estas alturas de la vida me han sido vedados; confeccionar nuevos horizontes en mi realidad, aprender nuevas cosas, y ¿Por qué no decirlo?; crecer económicamente, que para todos no está mal. Pero sobre todo, crecer en mi estética, que es el único motor que me mueve: crecer en su estética es el único motor que debe regir a un escritor, y este año quiero crecer como escritor de oficio. Quiero escribir cosas que me hagan soñar y que hagan soñar a otras personas; es el único deber moral que quiero cumplir.        


      


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