XVIII
Yo no sé,
pero a cada calle surgir puede la
fatal certeza,
pero a cada esquina sorprenderme
puede…
…y yo pensando en tus muslos…
¿Será posible, pienso, que
silencie mis pasos la violencia?
Puede ser, yo sé,
que algún asalto me calcine el
rumbo,
que algún disparo me taladre el
tórax…
… y yo pensando en tus labios…
Me interesa tu nombre
Y el caos que le sigue en mi
silencio,
Palabra clave que a la muerte
mata,
Suspensión temporal de doble filo
Como una hoja de afeitar mi
barba,
Como espejos que aprender a no
esperar sonrisas.
Tanta calle, tanta esquina, tanto
asalto,
Y así no más la incertidumbre
envuelve
… y yo envuelto en la ilusión del
alba transparente…
¿Será posible, digo, que esta
guerra calcine nuestro sentido?
Sólo sé que, por hoy,
andar solo en estas cales me
desquicia
y
la peor certeza me despierta y me agudiza los sentidos:
Que apenas te he besado.
Tomado de:
López Serrano, Alberto
(2011) Y qué imposible
es no llamarte ingle. Editorial Equizzero. Soyapango: El Salvador. Págs.:29-30
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