Si
el valor de Octubre es igual a:”X”, que es el valor de Septiembre, multiplicado
por “Y” que a su vez es equivalente al mes de Agosto. Más el número de la
sumatoria de los dos valores; entre Noviembre que equivale a: “Z”. Asignemos un
valor adicional a Septiembre, teniendo en cuenta que es el mes al que
corresponde por antonomasia el otoño (junto a octubre, por supuesto) y cuyo
valor sumado nos daría: más hojas secas llevadas por el cauce de un rio. Si se
pudieran cuantificar las emociones que nos
provoca un crepúsculo rosáceo, que se destiñe en un degradé entre los
arboles desnudos, y mejor aún, si pudiéramos hacer un cálculo aritmético
preciso del impacto de las estaciones. Al cabo de este mes estaríamos haciendo
un balance de las emociones que provocan los poemas de Borges. Ahora, ya
teniendo la equivalencia de Septiembre, corresponde a Agosto otorgarle su
valía, añadamos a este mes entonces, la fragancia de una taza de café negro,
que se parece en demasía, al color del cabello de la mujer amada, un poco de
rouge de la sonrisa de otra mujer bonita de piernas olorosas, también a café.
Con suerte y no nos aspiremos todo el mes en una inhalación… Corresponde
entonces, agregar valor al mes más poético del año; Noviembre, famoso por ser
inmortalizado en tantas composiciones literarias, baste con que rastrees poesía
de cualquier autor para que en el tropieces con un poema donde se encuentre
Noviembre. Añadamos así, a Noviembre, todos los poemas escritos en su nombre.
La respuesta a esta ecuación es simple, el resultado es el siguiente: Yo diría
por el momento que jamás había sentido tanta felicidad en este Octubre.
Multiplicando las hojas doradas que se arrastran como pequeños bajeles sobre la
superficie de los arroyos, el aroma de los crepúsculos rosáceos en degrade
azul, multiplicados por el aroma a café que se impregna en la tarde, aderezado
con algunas trenzas de la amada y las piernas cruzadas que deja ver una
minifalda azul, además, los poemas que nos hacen más habitable el mundo.
Felicidad que no se asemeja el fetichismo televisivo ni informático, sin fibra
de vidrio, petróleo, microchips de silicio, y fibra de carbono [para hacernos más fácil y ligera la vida,
adquiérala hoy y pague las consecuencias
mañana… (Disculpen el comercial)]. Felicidad que no se parece a la que nos
da el ligero golpe hormonal de la llamada por los neurólogos: glándula
amígdala, que es la respuesta animal a un estimulo simplemente físico del
placer, pues la felicidad de este Octubre radica en otro nivel, que trasciende
lo físico, la anatomía vulgar, de este cuerpo que es nada más el cascaron, como
en las cigarras que nacen para cantar y mueren cantando, muy similares a
nosotros, que tenemos distintas formas de cantarle a la vida. El de esta
felicidad que disfruto es un ámbito espiritual, la conexión con el universo,
donde los cosmólogos dan pistas que puede ser descifrado de forma deductiva
usando simples ecuaciones matemáticas.