sábado, 22 de octubre de 2011

DESPEDIDA...

La rosa se aleja, perdiéndose en el color del jueves, el adiós fue un pájaro invisible, que lentamente se llevó mi alegría. Ahora todo es más frío, hay más color en la nieve que en el pasto reverdecido. No hay vientres fecundados, ni tierras cultivadas por mis manos: todos los momentos que atesoramos no fueron nada, ni las horas de vigilia, ni las de sueño, ni las que pasamos en duermevela. Hagamos silencio, el silencio es lo único que importa, él es un extraño niño juega entre nosotros y nos calla: él es puro.

Oye en el bosque, el viento va haciendo un murmullo cuando pasa entre las ramas ¡Caminemos! vamos a dar un paseo, sintamos las hojas mojadas bajo nuestros pies descalzos; siente el frió de las piedras, pídele disculpas por pisarles, oye como te responden, recoge una: tiramela, lápidame, se la persona en lanzar la primera piedra, ¿estás libre de culpas? ¿estás libre de vacío?: ¿vives?... ven, toma mi mano, hace mucho que no recuerdo, que ya no recuerdo si alguna vez había recordado algo. Sigamos caminando por el bosque, disfrutemos del frío, sólo eso nos queda, el tacto, sentir con la piel, sentir con la lengua, con los labios, no hablemos, comamonos a besos. Mira: un sendero de piedra... Mira: una cabaña, te invito a que entremos, regálame una sonrisa, congela el ambiente, regálame un poco del hielo de tus lágrimas, ponlas en un baso, sirvamonos un ron, entremos a la sala, subamos las escaleras, vamos a la habitación, vamos a la cama, hagamos el amor, durmamos, mañana no estarás aquí, mañana estaré solo y ya no tendré con quien disfrutar la lluvia, ya no tendré con quién ir al bosque, ya no tendré quién me lancé piedras ni quién me de sus lágrimas para inundar mi vaso. Te irás con el viento, te irás en viernes y junto a ti partirán mis años invernales, entrará el otoño, con sus cuchillos, caminaré por ciudades amarillas y azules, me pararé frente a malecones para ver los barcos, me aferraré a buscarte, y tú evitarás nuestro encuentro borrando rastros.

Esta noche hay algo raro en el bosque, allá afuera: ¿no lo escuchas? ¿Será la Muerte que se cuela entre las ramas? ¡Salgamos! Vamos a dar un paseo (Para que yo pueda matarte entre las zarzas...)




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