martes, 30 de septiembre de 2008

lunes, 22 de septiembre de 2008

Vida, pasión y muerte del antihombre III (Pedro Geoffoy Rivas)


Por motivo del mes de la conmemoración del primer centenario del nacimiento de Geoffroy Rivas. Me tomo la libertad de publicar la tercera parte de este poema:


Venían, iban barcos.
De ti hacia mí. De mí hacia ti.
Iban, venían barcos de ojos y semillas.
Venían, iban barcos sonámbulos, desesperados barcos.
Iban, venían barcos y se iban sobre mares de olvido sin mañana.

Ah, corazón en llamas, desplazado, derruido,
Expresado a voz alterna de ansia y de alegría,
Flor abierta y sangrando su respuesta
sin el claro motivo de una sola pregunta,
Como siempre, como entonces, como ahora, como antes, como nunca,
Como tú llegaste contra todas las lógicas del mundo
Y ya no podrás irte aunque lo quieras.

Abierta herida abierta en el costado,
Voz de antiguos metales con el cantar de siempre,
Luz transida en mi noche,
Desesperado llanto,
Sombra mía de sombras que nunca me abandonas,
Lenta espiral rodeándome la vida
Persiguiéndome siempre,
Perseguida,
Dulce nudo,
Milagro.

Era en ti, era en mí, era en nosotros como una llama viva,
Estaba, estuvo siempre, y tú no lo sabías y yo no lo sabía
Y nosotros que nunca lo supimos.
Ah, compañera, compañera mía, dueña del mundo, esclava,

Ah, silenciosa mía silenciosa.
En rubias olas altas desatadas,
En lóbregas tinieblas la más honda, la más negra, la más desatendida,
Agua sabia de ignorados manantiales,

Claro sol de inexistente cielo,
Madrugada de amor,
Chorro de sangre nueva para mi corazón desamparado.

Tú y yo concretamos el tiempo y la distancia,
Limitamos la vida como entre dos paréntesis
Y ordenamos el mundo con una geografía inusitada.


Tomado de:
Geoffroy Rivas (1996) Cuadernos del exilo. CONCULTURA. San Salvador: El Salvador. Págs.:38-39.

viernes, 12 de septiembre de 2008

UNA PÁGINA.

Una noche de estas, mientras esperaba el autobús; vi que la brisa arrastraba una página. Recordé entonces aquel verso de Girondo que dice: “¿Cuál será la intención de los papeles que se arrastran en los patios vacíos?”. La hoja llegó a mis pies, pensé que no perdería nada al recogerla: estaba quemada y estrujada. Era el recorte de un periódico. La extendí y leí su contenido. Trascribo para ustedes lo que encontré en ella:

“…Eran muchos soldados, se acercaron a la casa disparando a las gallinas y a los patos; mataban todo lo que veían. Sentimos un miedo terrible. Nunca se habían comportado de esa manera, venían frecuentemente al pueblo. Nos pedían agua del pozo y nos daban comida a cambio. No les temíamos, pero aquella tarde eran distintos.
En la casa estábamos mi madre, mis hermanos y yo. Cuando tumbaron la puerta nos apuntaron con sus armas y nos pidieron que saliéramos y fuéramos hacia el río. Cuando nos sacaron de la casa, mi madre gritó y nos dijo que huyéramos al refugio. Mis hermanas corrieron detrás de mí seguidas por mi madre con mis dos hermanos pequeños; el menor, de dos años. Entonces nos ametrallaron. Sentí como las balas me mordían la espalda y las piernas. Los cuerpos de mis hermanos cayeron sobre mí. Quería gritar y no podía: estaba aterrorizado y sentía un calor muy fuerte en mis heridas. No sabía si los cuerpos que se apilaban sobre mis espaldas estaban vivos o muertos. Yo vivía y estaba consciente. No sé cuanto tiempo me mantuve inmóvil y cayado. Me desmayé. Mientras estuve inconsciente creo que soñé, porque recuerdo vagas imágenes: me vi en una playa de arenas blancas, suaves como el talco, mientras caminaba descalzo mis huellas se evaporaban.
El frío de la madrugada me devolvió la conciencia. Desperté en una zanja, entre cadáveres apilados. Ya no vi a mi familia, los cadáveres que estaban conmigo eran otras personas. A mi lado había una mujer embarazada, recuerdo que tenía los ojos abiertos: fue como sí me estuviera mirando. Entre las sombras vi la silueta de un niño como de dos años, desnudo, barrigoncito, lloraba y repetía: ‘Mama, mama’.
Traté de salir como pude, pero la zanja estaba tan llena de cadáveres y de sangre. No podía andar, así que me abrí paso a empujones. Cuando logré salir de aquel revoltijo de muertos, me arrastré para llegar a un pozo porque tenía mucha sed. Me quedé allí, cerca del pozo. Todavía estaba oscuro, y se sentía un viento frío, así esperé a que amaneciera: quería ver a alguien, no importa a quien. Sentí miedo de estar sólo. Estaba a la expectativa de algún aldeano que me ayudara, o por lo menos un soldado que viniera a rematarme: cualquier opción era buena para mí.
Cuando clareó el día, los habitantes del otro pueblo se acercaron a ver lo que había pasado. Reconocieron los cadáveres y atendieron a los heridos (…)…

Aquí se interrumpe el texto.

lunes, 1 de septiembre de 2008

PUBLICIDAD.

Con un número especial dedicado a la cosmología, Editorial Ibérica lanza la primera entrega del la revista trimestral Luz Bella Averni. Para esta ocasión encontrarás en portada:

º Mito y realidad: una propuesta para la redefinición del mito (David López)
El autor revisa distintas concepciones sobre el mito: desde los clásicos, comenzando con Hesíodo, Platón, Aristóteles; hasta estudiosos recientes como E. Cassirer, E. Durkheim, W. Jaeger, J. Finegan, M. Eliade, C. Lévi-Strauss, entre otros. Exponiendo al final su propuesta para la redefinición del término.

º Formato circular y rectangular en la obra: 2001 una Odisea espacial de Artur C. Clarke (Julio González)
Retomando la novela: 2001 una Odisea espacial del escritor inglés de ciencia ficción Artur C. Clarke; y la película homónima dirigida por Stanley Kubrick, Julio González plantea la teoría de las formas universales, con sus bases en Platón y otros teóricos que se ven reflejadas en la zaga, exponiendo allí su total contribución a la formación del género humano.

º Cronos y sus hermanos. (José A. Monje)
El gran cataclismo, origen del universo, intuido por la mitología griega en la lucha cósmica mantenida por los primeros dioses: Gigantes titanes y cíclopes fue la idea más afín a la teoría del Big Bang, contrariando con el mito judeo-cristiano de la creación.

º ¿Cosmología o cosmovisión? (Ronald Orellana)
En este ensayo Ronald Orellana sostiene que algunas formas de pensamiento mítico y cosmogónico coexisten con la ciencia moderna, especialmente en la disciplina de la cosmología.

Además puedes encontrar en el sumario:

º
Un cuento de Clifford Donald Simak “Deserción”
º Repensando nuestra actitud bélica (Julio Gonzáles)
º El destino del hombre (Ronald Orellana)
º No hubo tal Big Bang (Lorena G. Rodas)
º PlanetaTitán: la última utopía (Elizabeth O. Jacobo)
º Algunos descubrimientos del Telescopio Milimétrico de México.

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Luz Bella Averni, Año 0 Nº 1 Agosto-Diciembre 2008. Dirección editorial: Juan P. Castel. Gerente de redacción: Rodrigo Ortéz Ochoa. Editor: Carlos E. Fagoaga. Redactores: Elizabeth O. Jacobo, Lorena G. Rodas, Julio González, Carlos G. Labrador, Ronald A. Orellana. Concepto visual: Adolfo S. Girón. Corrección: Humberto A. Segovia, Carlos H. Quezada. Editor de fotografía: Cesar G. Colindres. Coordinación editiorial: Miltón E. Martínez. Correección de impresión: José M. Hurtado. Teléfonos: (505) 2247-1860/(505)2447-1918; fax (5o5)2289-9767. e-mail: re-vistaluzbellaverni@iberíca.com
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