Desde mis ojos de niño te veía grande, y sigues siendo grande
para mí en el recuerdo. Gracias a ti descubrí el amor a la lectura. Y cuando te
fuiste, supe por primera vez que existía eso que llaman Muerte: ese sueño que
nos arrebata a las personas que más queremos.
Hoy, cuando me veo al espejo, creo ver en mi
rostro el reflejo de tu rostro.