domingo, 30 de diciembre de 2007
sábado, 15 de diciembre de 2007
COSMOGONÍA (BORGES): Poema del mes.
Les dejo un poema del Maestro Universal Jorge Luís Borges.
Ni TINIEBLA ni caos.
La tiniebla requiere ojos que ven,
como el sonido y el silencio requieren el oído,
y el espejo, la forma que lo puebla.
Ni el espacio ni el tiempo.
ni siquiera una divinidad que premedita
el silencio anterior a la primera
noche del tiempo, que será infinita.
El gran río de Heráclito el Oscuro
su irrevocable curso no ha emprendido,
que del pasado fluye hacia el futuro,
que del olvido fluye hacia el olvido.
Algo que ya padece. Algo que implora.
Después la historia universal. Ahora.
lunes, 10 de diciembre de 2007
Una pintura de Goya, con lectura silenciosa.
jueves, 6 de diciembre de 2007
ALGUNAS FORMAS DE CONNOTACIÓN PEYORATIVA EN EL SALUDO DEL HABLA MASCULINA.
Ronald Orellana.
Por lo general en nuestra cultura occidental iberoamericana, la forma convencional por medio de la cual dos personas pueden saludarse es un apretón de manos(1) unido a un: buenas tardes, buenos días, buenas noches, ¡hola!, ¡Que tal!, ¿Cómo estas?, ¿Cómo te va?, sin embargo es muy común encontrase con ciertas personas – en su mayoría hombres – que utilizan frases como: ¿Qué ondas cabrón?; ¿Qué paso cerote? O en algunos casos: “hola preciosa”, (con referente masculino), “¿Que paso vieja?”(también de un hombre saludando a otro hombre).
De las particularidades anteriores, llaman nuestra atención las últimas dos: Saludos que se derivan del trato masculino hacia otras personas de su mismo sexo. No habría ningún problema si se utilizara la frase: “hola preciosa” si el referente fuera una mujer, pues denotaríamos que la persona al saludar, quiere darle un cumplido a la señora o señorita, o le expresa de esta forma su afectividad, en cambio si el referente es un hombre y otra persona de su mismo sexo utiliza un: “hola preciosa”, la frase adquiere una connotación peyorativa.
Puede verse que hay un intercambio de género en esta forma de saludo, pues un referente que pertenece al sexo masculino es nombrado por un significante femenino, lógicamente en estos casos lo normal sería utilizar un: “¿Que paso viej-o?”; o un: “hola precios-o”, este cambio se da a nivel morfológico, con el simple hecho del cambio del morfema de género: –o, por un morfema –a. Si el caso fuera de forma denotativa y un hombre al saludar a otro le dijera: “hola precioso” nos resultaría raro en nuestro contexto social machista, pues pensaríamos que el emisor del saludo tiene preferencias homosexuales. Pero para este caso el fenómeno radica en el cambio de género que se encuentra en el significante.
La connotación peyorativa se encuentra a nivel semántico, pues el individuo que saluda, quiere menospreciar al otro adjudicándole nombre femenino, este fenómeno lingüístico, podemos asociarlo al carácter machista de nuestra cultura, donde se coloca a la mujer en un plano inferior al hombre.El fenómeno se da en relaciones de confianza entre los individuos: entre amigos vecinales, compañeros de trabajo,(2) compañeros de estudio, etc., o en relaciones de trabajo donde hay niveles jerárquicos desiguales. Sin embargo, es muy difícil encontrarlo en relaciones laborales que requieren más formalidad, como es el caso de oficinas, entre docentes de instituciones educativas, o el ejército.
Por otro lado, podemos pensar que estas formas de connotación peyorativa en el saludo del habla masculina, se podrían derivar del grado de competencia entre el sexo masculino, pues es de todos sabido, que entre nosotros los hombres, la competición es un factor muy arraigado. El menospreciarnos es una forma de aplacar al otro, y en una sociedad donde la depreciación a la mujer es evidente, el ubicar a un varón en el plano de femenino lo desfavorece, según nuestra visión machista.
Al final observamos que este fenómeno encuentra sus causas en la impugnación del género masculino, frente al femenino, donde los hombres nos consideramos el sexo fuerte y las mujeres se les considera el sexo débil, como si nuestros parámetros axiológicos dependerán de la fuerza física, no tomamos en cuenta que esta valoración solo nos lleva a una visión tergiversada, pues esta vía solo nos conduce a caracteres más ligados a la animalidad: “la ley del más fuerte”, y no tomamos en cuenta aspectos como el desenvolvimiento intelectual, la dignidad, el sentido común, la experiencia, que son parámetros que compartimos ambos géneros.
(1) En contraposición a las culturas orientales, pues los japoneses utilizan una forma de saludo llamada “Ojigui” que consiste en inclinar el cuerpo desde la parte superior del tronco, según el nivel de inclinación y el tiempo "depende el grado de repespeto que uno quiere mostrar, desde sólo agachar la cabeza hasta 90 grados " segun el sitio: http://mitanitravel.cl/info/costumbre.
(2) Es frecuente en los oficios donde se requiere la contratación de aprendices: albañiles, zapateros, mecánicos, ebanistas, donde el trato común entre ellos es de carácter informal y hay una confianza extrema que los lleva a gastarse bromas, además de haber una jerarquización marcada entre los experimentados y los aprendices. Así podemos citar un ejemplo –a manera de anécdota – extraído de la observación: cierto día, pasaba por un taller mecánico, al cual recién llegaba un joven, este saludó a sus compañeros, con un: “Buenas”, y sus interlocutores le respondieron: “¡Que ondas culo de princesa!”.
BIBLIOGRAFÍA: