sábado, 30 de junio de 2012

El momento de la creación


Momentos en los que uno  siente que puede tocar la cima de las montañas con sólo levantar un brazo.  En los que uno puede estrujar el sol cerrando el puño, y barrer el mar con una simple manotada.  Esos momentos se traducen, en el desnudo golpeteo de las teclas, en la lluvia que se convierte en palabras frente a nuestros ojos en la pantalla del ordenador.  Y en ir hilvanando, poco a poco, mundos quiméricos que en su génesis nos provocan gran placer al verlos creados, palabra a palabra, como en el principio. El placer de la creación es tan infinito, como afirma  Huidobro: “El Poeta es un pequeño Dios...”